Capítulo 11: Intento olvidar a la vecina y me voy de vacaciones

Un amigo, cuyos padres tenían un apartamento en la costa, me había invi­ tado, con otro par de colegas, a pasar unos días en la playa. Podría desconectar del asunto de mi vecina. Cuando uno no sabe por donde tirar es bueno e incluso aconsejable realizar un alto en el camino. Mi amiga del bar, que hacía un par de días había empezado sus vacaciones, se iba a tirar un mes en casa de unos parientes en un pueblo de Extremadura. Por suerte para mi pobre cuerpo me había ofrecido alojamiento en su casa mientras mi vida corriera peligro (y la corría, caray si la corría). Me costó mucho convencerla, y eso que yo en estos temas soy muy ducho, para que me dejara instalar, junto a su amado güindous, otro sistema más divertido. Transigió, pero me hizo jurar con mi mano derecha encima de la pantalla del messenger (que poco faltó para que me borrara las huellas digitales) que si algo le ocurría a su sistema me convertiría a una secta animista y jugaría con ella  al tu te deborphan y yo te la finger durante una semana. Dudé entre pasar  directamente a:

# mkfs -t ext3 /dev/sda1

O instalar un GNU / Linux. Me incliné por lo segundo (En mi vida siempre he escogido el camino equivocado).

Antes de partir debía preparar algunas cosillas básicas en el pe: cambiar el puerto ssh del 22 a uno menos usual:

# nano /etc/ssh/sshd.config

En http:/ /www.iana.org / assignments/ port-numbers buscar uno libre y:

Port 40500

Guardar y reiniciar servicio (# / etc/ init.d/ ssh restart)

Redireccionar los puertos 40500 (ssh) y 5900 (vnc) en el router para que apunten a la 192.168.1.2 (la única en esta  triste  y escuálida red) y abrir los mismos puertos en el cortafuegos:

# apt-get install ufw

# ufw allow 40500

# ufw allow 5900

# /etc/init.d/ufw restart

Preparar la máquina para que las X chuten viento en popa en caso de que, donde íbamos, el ancho de banda fuera tercermundista, cosa más que probable porque ya en mi ciudad lo es….

# apt-get install tightvncserver

Iniciar sesión:

# tightvncserver -depth 16 -geometry 640x480

Terminados los arreglos elementales, tocaba el turno a la prevención de posi­ bles catástrofes; que si se interrumpía  el flujo eléctrico, se pudiese arrancar la máquina desde la playa. Los pes modernos, con fuentes de alimentación ATX y con la tarjeta de red integrada vienen con el wake-on-lan (wol) activado (En­ able) desde la bios (en power management setup -> power on by ring) Si no está integrada se deberá conectar la tarjeta con un cable a la placa (a googlear toca. Para empezar: http:/ / es.wikipedia.org / wiki/ Wake_on_ LAN) Si la fuente de alimentación es antigua (una AT) olvidarse del asunto porqué ni GNU/ Linux hace milagros (Si los dioses sueltan el código, tal vez ….)

# apt-get install ethtool wakeonlan

# ifconfig (apuntamos la red y la MAC)

Comprobar si el driver de la tarjeta tiene soporte WOL.

$ ethtool ethO

Si en el apartado “Wake-on:” pone una “g” indica activado si sale una “d” inactivo. Para  activarlo:

# ethtool -s ethO wol g

# ethtool ethO

Vemos la “g” pero de poco nos servirá si se para el pe porque esto solo afecta a la presente sesión. Si no lo hemos modificado en la bios (por gandules, porque no nos aclaramos, no encontramos el wake on lan de las narices o porque nos gusta más bash) toca, como no, un bonito y simple script:

#!/bin/bash ethtool -s ethO wol g exit

Guardar como wolinit  (p.e.) , darle permisos  (# chmod +x wolinit) y:

# mv wolinit /etc/init.d/

Al pararse el ordenador, la tarjeta de red vuelve a poner Wake-on en disabled (siempre que no se haya modificado la bios).  Esto se soluciona haciendo  que el script se ejecute en el runlevel O (cuando se apaga la joya) y ya puestos lo ponemos en todos los runlevel:

# update-rc.d -f wolinit defaults

Aunque un rayo exterminador desintegrara el repetidor de la compañía eléctri­ ca, mi cordón umbilical permanecería conectado a la máquina lanzando desde cualquier pe:

$ wakeonlan -i nombre_de_host.com numero_MAC

Arrancaría el  ordenador de mi amiga. Llené una bolsa con las cuatro cosas imprescindibles, sin olvidar unos live y el lápiz (nunca sabe uno qué se va a encontrar por ahí fuera) y salí. Habíamos quedado en el bar de una plaza céntrica para recogerme. Era temprano y tenía tiempo de sentarme a tomar una caña y abandonarme a mis pensamientos:

¡Qué jugada la del amigo Billy! En algunos casos cuando se redimensiona el Vista con un gparted como tradicionalmente  se hacía con el XP, a tomar por el ripperx  (# apt-get  install ripperx)  el sistema del ventanas,  eso en el caso de que pueda llegar a hacerse porque,  en algunas ocasiones, es muy probable que ni nos lo permita, pero sólo con intentarlo, mismo resultado y luego, ¡toma! a recuperar el sistema con el repelús que esto produce.  La forma más segura de hacerlo (en el caso de que lo que se busque no sea mandarlo  a paseo que sería lo civilizado) , sin que se inmute el enemigo, es redimensionando desde el propio Vista. Muy importante cuando se va a manipular productos altamente tóxicos: Usar guantes de látex (previenen muy bien la urticaria) , mascarilla (protección contra virus, bacterias y hongos) y gafas de seguridad (riesgo de posibles  pantallazos  varios).  Arrancas  la cosa  y  Panel  de control,  Sistema  y mantenimiento, Herramientas administrativas, Crear y formatear particiones del disco duro, seleccionas algo llamado c(para los que desconocen este pintoresco sistema equivaldría al sdal) y con el botón derecho, reducir volumen. Te dará el máximo que puede reducirse. Se acepta el máximo y descartas aumentarlo si no quieres liarla. Cuando termine, salir, reiniciar con el live/ install y proceder como es habitual instalando el GNU/ Linux de tu elección en el espacio vacío. Para harerlo desde nn sistema normal y sin ransar ningún estropirio, neresitamos nn live o un lápiz con la herramienta ntfsprogs (puppy, parted magic …) .

Estaba ensimismado con mis cavilaciones, cuando por el otro lado de la calle vi pasar a alguien vagamente conocido. No había duda, algo desmejorado pero se trataba de .(punto)Antúnez. Me levanté de un salto y corrí hacia él.

  • ¡Antúnez!

– ¿?

  • ¡Si hombre! las clases con el Profesor,  ¿ya no te acuerdas de los viejos amigos?
  • Perdona, así a primera vista …
  • ¡Cuánto tiempo sin verte!
  • Sí… es que ando muy ocupado. ¿Sabes? Yo… inicio, programas …
  • ¿Inicio, programas …? Sí… Sí claro… Inicio, programas … Veo que andas muy estresado, ¿no?

Mientras, habían llegado los que venían a recogerme y me estaban pegando voces desde el coche.

  • ¡Venga que hacemos tarde!
  • Tengo un poco de prisa. Nos veremos – dijo .(punto)Antúnez.
  • Si, tengo que hablar contigo. ¿Cómo te localizo? ¿vives en el mismo antro?

Los del coche insistían con mucho alboroto en que subiera y .(punto) Antúnez se iba en dirección opuesta y paso acelerado.

– Sí, sí. .. Nos vemos. – dijo mientras desaparecía por la esquina.

Subí al coche, todo un clásico. Seguro que ya corría antes de empezar el diseño del tercer cinturón. En el interior del habitáculo, la juerga era impre­ sionante. Aparté las latas vacías de cerveza, me acomodé como pude entre el equipaje y me uní al jol gorio. Enfilamos rumbo a la costa, eso si no nos pillaban los de tráfico porque entonces directos al trullo.