Capítulo 12: Como extraviar un pc en la playa y un mail de la vecina.

El mar es fantástico. Para mi el verano no es la mejor época, pero continúa siendo fantástico. Desde el apartamento no podía verse el agua, aunque no estaba lejos, pero habían suplido el detalle pintando un mar con oleaje, un barquito y peces de colores en el muro del edificio vecino que daba una sensación muy cutre-acuática. Dejamos el equipaje por allí tirado y, desde aquel momento hasta cuatro o cinco días más tarde, no me quedan más que pequeños recuerdos de lo ocurrido. Verano y playa es una mezcla explosiva propensa a que pasen estas cosas. Con la cabeza retumbando, abrí los ojos con gran esfuerzo. Clareaba. El apartamento era un conjunto de cuerpos entrelazados indicativos de los restos del naufragio de la última fiesta. Me quité de encima a una chica que tampoco recordaba de nada, cogí mi bolsa, que uno usaba de almohada y me vestí. En el suelo, entre vasos y botellas vacías había un portátil, cuyo dueño, supongo, no echaría en falta en un par de horas. Me fui a la playa y, como que en la parte frontal lucía el logo del Vista, no quise arriesgarme y lo boteé directamente con el lápiz. Aprovechando que estaba un poco espeso, me dije: “Vamos a jugar un rato, le instalaré un sistema civilizado y así pruebo si funciona el ntfsprogs del parted magic”.

# fdisk -1 1    grep NTFS

Averiguamos la partición contaminada, pero en fondo como somos buenas per­ sonas, le hacemos el favor de repararle los posibles errores:

# ntfsfix /dev/sda1

Cuando termina, pasamos al ataque. Comprobamos que la partición ha sido correctamente detectada y el mínimo espacio que necesita, aunque Vista siempre quiere un trozo más (es muy señorito):

# ntfsresize -P -i -f -v /dev/sda1 --ad-sectors

Nos dirá varias cosas y entre ellas algo como:

…. You might resize al 37828673100 bytes or 37829 MB (freeing 43780 MB).

Como queda claro, 37829 es el espacio mm1mo del Güindous y 43780 el espacio que puede dejar libre. Probamos, en una simulación (parámetro -n) a dejarle 5 GB más de la cifra que nos ha dado:

# ntfsresize -f -s 42000000000 -n /dev/sda1 --bad-sectors

ERROR: …….. Please try to free less space.

El muy zorrón quiere más. Haré más simulaciones hasta que diga: Updating Boot record  …. … test run ended successfully.

Y, ya para hacerlo efectivo, quito el parámetro -n:

# ntfsresize -f -s 43000000000 /dev/sda1 --bad-sectors

…. Successfully resized NTFS on device ‘/ dev/ sdal’.

Luego en el trozo libre le instalo de la forma habitual, cualquier distro sencilla para el usuario (Gentoo, Arch, Slackware …) con lo que se consigue, por un lado, un nuevo ordenata en la galaxia GNU/ Linux y, por otro, un enemigo para el resto de su vida. Antes de apagar la máquina un vistazo al correo. Varias cosas y entre ellas, un mail de mi vecina. El texto, un enlace.

  • ¿Usuario y contraseña?

Seguido de un texto para descubrir el mensaje a modo de jeroglífico. Absorto como estaba pensando en como acceder a la cuenta y releyendo el proceso, no me apercibí de que cuatro barbudos con uniforme caqui se me acercaban, golpeaban en la cabeza y me introducían en una furgoneta.

Cuando volví en mí, sin saber el tiempo que había transcurrido, me encon­ traba maniatado,  con un  saco cubriéndome  la cabeza  y una tira  adhesiva  en la boca. Les oía muy levemente sin entender sus palabras pero el acento era sudamericano. Al cabo de mucho rato pero todavía de día, llegamos a nuestro destino. Me llevaron a una habitación y me quitaron el saco:

  • Queremos hacerte algunas preguntas.
  • Espero que sobre GNU / Linux y justito pero de los demás..
  • Eso lo veremos.

Me dejaron solo. Por una ventana con barrotes se podía apreciar que me encontraba en un campamento en el bosque y se veían muchos barbudos con uniforme caqui yendo de acá para allá.

Parece que estoy en Cuba … No, no puede ser Cuba. ¿Cómo va a ser Cuba si esto es un pinar? Claro que tampoco sé si en Cuba hay pinares … Esto como mucho es Sierra Morena … Pero, ¿qué hacen todos estos barbudos en Sierra Morena? No parecen maquis extraviados de la guerra civil… ni de la banda de Curro Jiménez …

Entró un grupo con uniforme de campaña y fuertemente armados que me rodearon. Pasaron  algunos segundos y entró otro barbudo.

  • ¡El Comandante Vargas! – Gritó uno. Extendí la mano para saludarlo.
  • Mucho gusto. Verá …
  • ¡Silencio!
  • Eres un infiltrado del expresidente Mendoza, ¡confiesa!
  • ¿Mendoza?, no tengo el placer de cono…
  • ¡Silencio! Te vimos hablando con uno de sus agentes. Firma tu confesión … mañana volveremos.

Dejaron boli y papel en la mesa y se fueron. ¿Me vieron con un agente del expresidente Mendoza? ¿El comandante Vargas? ¿Pero dónde me había metido? Recuerdo una noticia aparecida en la prensa de hace unos meses, que en un país latinoamericano hubo un golpe  de estado.  Si claro, tenía  que ser aquello.  A ver si podía recordar algo más. Solo leí los titulares porque la noticia no me interesaba lo más mínimo.  Sí, si, el presidente Mendoza había sido derrocado; claro, por el Comandante Vargas que gobernó por unas cuantas semanas y a su vez, fue derrocado por los seguidores del antiguo presidente y entre derrocado y contraderrocado las arcas estatales se esfumaron. ¿Y el agente? ¿la chica del bar? ¿.(punto)Antúnez?  ¿Mi  amigo  del  apartamento  de  la  playa?  ¿Los  de la ju erga en el “clásico”? El agotamiento pudo conmigo y me quedé dormido.